PERIODISTAS ANCESTRALES, JINETES TECNOLÓGICOS
Luis Montoya Salas
Comunicólogo
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la prensa creció, progresó y prosperó, al calor de los enfrentamientos ideológicos de los periodistas, empíricos entre los empíricos, con el Poder.
Para publicar sus rudimentarias hojas sueltas (la mayoría escritas a mano) al margen de la prensa oficial, se pagan, en esos años, elevados impuestos; cuando no se corren, nuestros ancestros, el riesgo de su decomiso. Y en los casos extremos, hasta de terminar con sus carnes y huesos en las mazmorras.
El derecho a la palabra impresa le pertenece sólo a quienes gozan del beneplácito de las monarquías. El caso más mentado es el de Théophraste de Renaudot, doctor en medicina de la Universidad de Montpellier y protegido de Marie de Médici. Siendo “Comisario general para los pobres del Reino” también recibe el permiso de publicar La Gazzette (1631). Así nace el primer semanario de la historia de la prensa, en el cual se publicará, también, el primer aviso publicitario, ancestro de la publicidad actual (Albert.P. Histoire de la presse. PUF. France p. 43)
En el otro extremo, en Gran Bretaña, se acuña el concepto de la prensa como el cuarto poder (Burke, 1787) en medio de partos dolorosos por dar a luz las crónicas del Parlamento.
Sin embargo, cuando desde lo más profundo de sus neuronas, el ser humano busca el conocimiento, no han valido censuras, ni cargas impositivas sobre los medios de prensa, ni amenazas en contra de los periodistas ancestrales.
Comunicólogo
A lo largo de los siglos XVII y XVIII, la prensa creció, progresó y prosperó, al calor de los enfrentamientos ideológicos de los periodistas, empíricos entre los empíricos, con el Poder.
Para publicar sus rudimentarias hojas sueltas (la mayoría escritas a mano) al margen de la prensa oficial, se pagan, en esos años, elevados impuestos; cuando no se corren, nuestros ancestros, el riesgo de su decomiso. Y en los casos extremos, hasta de terminar con sus carnes y huesos en las mazmorras.
El derecho a la palabra impresa le pertenece sólo a quienes gozan del beneplácito de las monarquías. El caso más mentado es el de Théophraste de Renaudot, doctor en medicina de la Universidad de Montpellier y protegido de Marie de Médici. Siendo “Comisario general para los pobres del Reino” también recibe el permiso de publicar La Gazzette (1631). Así nace el primer semanario de la historia de la prensa, en el cual se publicará, también, el primer aviso publicitario, ancestro de la publicidad actual (Albert.P. Histoire de la presse. PUF. France p. 43)
En el otro extremo, en Gran Bretaña, se acuña el concepto de la prensa como el cuarto poder (Burke, 1787) en medio de partos dolorosos por dar a luz las crónicas del Parlamento.
Sin embargo, cuando desde lo más profundo de sus neuronas, el ser humano busca el conocimiento, no han valido censuras, ni cargas impositivas sobre los medios de prensa, ni amenazas en contra de los periodistas ancestrales.
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