Dr. Luis Montoya Salas
(*) Doctor en ciencias de la expresión y de la comunicación por la Universidad de Paris XIII. Ex- director de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Costa Rica.
“Abstract. La comunicación está, desde los tiempos primigenios en el libre albedrío, en el conflicto, en la confrontación de la raza humana. No obstante, su esencia: esto es “la naturaleza de la comunicación está en la naturaleza de los seres humanos y las cosas” (Montoya: 2009) ha sido trastocada e impuesta por otra premisa: las personas y las cosas están en la naturaleza de la comunicación.
Así se explicaría por qué campea en todo el orbe, la incomunicación, generando conflictos que amenazan a la humanidad con hacer insoportable, el caos planetario. A menos que, en un acto de profunda y rigurosa humildad, el poder mundial acepte y reconozca a la comunicación como la salvaguarda del hábitat esencial: la conciencia, el espíritu, la identidad de la raza humana.
Luis Montoya Salas ( * )
En el principio era el Verbo. (Jn. 1,1). Y el verbo le fue dado al hombre para que, nombrando las cosas, los animales, las aves, las plantas, los árboles del Edén (Gen. 2, 19-20) pusiese orden en el caos.
Pero al violentar este precepto, el ser humano en las figuras míticas de Adán y Eva (sin apellidos), fue castigado por Jehová a subsistir con el sudor de su frente, en el trabajo cotidiano.
De nuevo, los seres humanos quisieron sobrevolar los linderos horizontales establecidos por Jehová, “construyendo una torre cuya cúspide llegue al cielo” (Gen. 11,4)
Entonces Jehová dijo:
“He aquí el pueblo es uno, y todos éstos tienen un solo lenguaje; y han comenzado la obra, y nada les hará desistir de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos, y confundamos allí su lengua, para que ninguno entienda el habla de su compañero” (Gén. 11, 6-7).
Entonces Jehová los esparció desde ahí, sobre la faz de la tierra. (Gén. 11, 8.)
Estas menciones bíblicas sugieren que por doquiera se le aborde, la comunicación está desde los tiempos primigenios en el libre albedrío, en el conflicto, en la confrontación de la raza humana.
Así podemos afirmar, parafraseando a Karel Kosick (“es la preocupación quien tiene al hombre y no el hombre quien tiene preocupación”) (2002:87), que “ la comunicación está en la naturaleza de las personas y de las cosas y no las personas y las cosas en la naturaleza de la comunicación” (Montoya, Luis: 2009, inédito)
EL MISTERIOSO DON DEL LENGUAJE
“Las posibilidades de confrontación y de liberación del individuo descansan sobre una memoria virtual cuyo contenido pertenece a la sociedad”.
André Leroi-Gourhan
Le Geste et la parole. Technique et langage. 1963: 34
El lenguaje es una adquisición tardía del homo sapiens que ha ocupado la atención de socio lingüistas como Basil Bernstein (1986:80-125); de psicólogos como Castilla del Pino (2001:18-24) y François Laplantine (1999:13-22); de paleontólogos y biólogos como André Le Roi Gourhan (1965); de filósofos como Karel Kosick (2002) y, evidentemente, de científicos de la comunicación como George A Miller (1988), Paul Wastzlawick (1989) y Pierre Shaeffer (1987) por citar solamente algunos nombres consultados para la presente publicación.
Este ensayo no aborda propiamente el problema del lenguaje. Pero sí subraya, siguiendo a Leroi- Gourhan, el inmenso paso dado por el antropoide en su proceso evolutivo, a partir de su posición de pie, un rostro corto, manos libres durante la locomoción y la posesión de herramientas amovibles; todo ello como criterios fundamentales de humanidad (Leroi-Gourhan 1965:33).
Para Leroi-Gourhan, el problema de la memoria operatoria se encuentra dominado por el lenguaje. Este lenguaje surge de un cerebro caracterizado en el hombre, por ser un aparato de confrontación que le permitirá más tarde tomar decisiones. Así, los condicionamientos genético y de la experiencia individual son resueltos por la educación, por medio de la cual los individuos reciben todo su comportamiento operatorio. (1965:11).
Pero de todos los hallazgos evidenciados por Leroi-Gourhan en su profuso estudio sobre el gesto, la palabra, la memoria, el lenguaje las técnicas y ritmos desarrollados por el ser humano en el largo trayecto de su evolución, las siguientes afirmaciones subrayan el verdadero impacto del lenguaje sobre el surgimiento de la civilización y la cultura:
“Cuando la figuración gráfica aparece, se restablece un paralelismo, la mano tiene su lenguaje cuya expresión remite a la visión; el rostro posee el suyo que está ligado a la audición; y entre los dos reina ese halo que confiere un carácter al pensamiento anterior a la escritura propiamente tal. El gesto interpreta la palabra; la mano comenta el grafismo. En el estado del grafismo lineal que caracteriza a la escritura, la relación entre los dos campos evoluciona nuevamente: el lenguaje escrito se subordina completamente al lenguaje verbal, fonético y temporalmente lineal. El dualismo verbal-gráfico desaparece y el hombre dispone de un aparato lingüístico único, instrumento de expresión y de conservación de un pensamiento canalizado cada vez más hacia el razonamiento”. (1964:290-291).
Si al Homo Sapiens le tomó millones de años (en un proceso metódico, riguroso, preciso y precioso, como son todos los procesos generados desde la Naturaleza ), darle sentido al concepto de humanidad siempre acompañado por la comunicación, ¿por qué en el inicio del siglo XXI, se le señala como la responsable mayor del caos, de la crisis y en fin, del apocalíptico impasse que amenaza la existencia de la raza humana?
Entreverado con los anteriores argumentos, Castilla del Pino, psicólogo argentino sostiene que la INCOMUNICACIÓN es el rasgo predominante en la época actual.
Para Castilla del Pino, las emociones interfieren en los instrumentos y mecanismos de la percepción de la realidad. El cerebro emocional interpreta, al tiempo que introduce sus propias limitaciones en el proceso de la comunicación. Se superponen los sobreentendidos, los malos entendidos, las subjetividades, las visiones personales, los juicios, los prejuicios en razón de las limitaciones físicas, conceptuales y naturales de los individuos para abordar la comunicación, en su dimensión global (2001:23).
LAS VOCES DE LA IMAGINACIÓN COLECTIVA.
“Hay dos maneras de que una sociedad o un grupo social se vuelvan locos: por rechazo alucinante de lo real, pero también por falta de imaginación colectiva en el estudio alucinado por lo real”. François Laplantine.
Las tres voces de la imaginación colectiva. 1999:16.
En las antípodas del problema, François Laplantine enuncia su teoría de las tres voces del imaginario colectivo: la posesión, la utopía y el mesianismo en los siguientes términos:
El mesianismo, la posesión y la utopía son reacciones antropológicamente normales de una sociedad que se halla, o bien amenazada desde adentro por sus propias transformaciones socioeconómicas, o bien agredida por una cultura extraña. Así, estos tres tipos de respuestas obedecen a fenómenos de degradación de los vínculos sociales tradicionales o de aculturación pronunciada. O cuando la evolución de las relaciones sociales y económicas de producción acarrea cambios considerables de las relaciones que el grupo mantiene en su interior. (1999:44)
Occidente necesitó varios siglos para enfrentar con coraje la creación de su propio pensamiento, frente al espejismo de impresionante grandiosidad de la cultura antigua greco-latina.. Esta emancipación debió arrancarse por la fuerza “a las profundidades del inconsciente”, para producir conceptos como la variable, la simbólica, la ecuación y la función que le permitirían a la ciencia occidental llegar hasta los niveles de complejidad y sofisticación que hoy conocemos. Waslawick, (1989: 18,19)
En Occidente y únicamente en Occidente nació el Estado como institución política con una constitución escrita, un derecho racionalmente establecido y una burocracia. Y sólo en Occidente surgió “la potencia más decisiva de la vida moderna: el capitalismo (M. Weber 1976:13-14). Nacieron también, la radiofonía (Marconi inscribió en 1896 la primera patente), como de hecho la inmensa mayoría de los inventos susceptibles de producir fenómenos masificadores y generadores de “caos”, como la imprenta de caracteres movibles de Gutenberg (1438), el telégrafo (1833), las ondas hertzianas (1887), para citar aquellos que han sido profusamente estudiados, en razón de su evolución en el tiempo.
De la prensa de Gutenberg, por ejemplo, algunos autores (Pierre Albert: 1974:9) sostienen que “propició el surgimiento del protestantismo y el consiguiente enfrentamiento (Concilio de Trento, 1545-1563)) con la jerarquía católica de lo cual derivarían sangrientas guerras religiosas, .al facilitar la reproducción rápida de un mismo texto, como la impresión de la primera Biblia, en el mundo.
En el otro extremo, a principios del siglo XX, el impacto causado por la radiodifusión usada con propósitos propagandísticos, tanto por la dictadura marxista de la (entonces) Unión Soviética (1917) como por el nacional-socialismo alemán (1933-1945) inspiró a Serge Tchakotine, sociólogo alemán, a escribir su obra “La “violación de las masas por medio de la propaganda política” (Francis Balle 1968:230).
El ser humano conoció la comunicación en el instante en que conoció (como Adán y Eva y los “babéilicos”), el pecado original de su poder. Esta poderosa herramienta ha sido usada con propósitos de confrontación, de crisis, de conflicto, a partir del momento en que se le vinculó estrechamente al poder. Ejemplos abundan, desde los orígenes mismos de la humanidad: con el descubrimiento del fuego y las pugnas entre tribus por su posesión. La comunicación hizo posible la transmisión del conocimiento empírico resultante de la construcción de herramientas, que desembocaría en la metalurgia y su uso en la construcción de armas para las sangrientas guerra de conquistas, a todo lo largo de la historia de las naciones. También fue indispensable en el surgimiento de la agricultura y el comercio, con la correspondiente división del trabajo y el dominio y control de unos pocos (los sabios) y los poderosos económicamente sobre los esclavos de la gleba, los obreros y las legiones de asalariados; e imprescindible, en el descubrimiento de la lectura, la escritura y el lenguaje verbo-gestual, que marcaría la diferencia entre los letrados y los ignorantes. Y al ver los resultados que obtenía así en el plano personal como en el macro social perfeccionó, hasta niveles de sofisticación y de velocidades nunca antes alcanzados, los instrumentos de su difusión.
SALIDAS DESDE LA COMUNICACIÓN
Si desde el ámbito de la semiótica, “la comunicación está en la naturaleza de las personas y de las cosas y no las personas ni las cosas en la naturaleza de la comunicación” (Montoya, 2009: inédito) (enunciado que rompe la forma tradicional de abordar el estudio de la comunicación) resurge una oportunidad para que, en una lógica de opuestos, esta cualidad exclusiva del ser humano enfrente el caos planetario desde la perspectiva más simple y natural: reivindicando el derecho de los seres humanos a la salvaguarda de su hábitat esencial: la conciencia., el espíritu, la identidad. Se debe empezar como desde el principio de los tiempos, paso a paso, individuo por individuo, en un trabajo silencioso de construcción de redes de relaciones interpersonales apoyándose, ¡oh paradoja! en el más revolucionario de todos los inventos de la humanidad, internet.
En su monumental obra “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Max Weber habría establecido desde principios del siglo XX los preceptos del equilibrio natural del espíritu capitalista:
“El capitalismo se identifica más con la moderación racional de los impulsos irracionales que apuntan hacia la (insaciable) sed de adquirir, de buscar el lucro, de obtener la mayor y más grande cantidad de dinero. (…) Por tanto, la acción económica capitalista se fundamenta sobre la expectativa de un provecho económico explotando las posibilidades de intercambio, es decir, de las oportunidades pacíficas del lucro” (1976:15)
Al violarse el principio elemental del control racional de los instintos, el poder económico mundial habría impuesto una dictadura del consumo, del egoísmo, de la avaricia y la desagregación social, a ultranza. Brotaron grupos exclusivos y concentrados en las grandes metrópolis que empezaron a desperdiciar la riqueza y los conocimiento e información circulantes por la red de redes. Y hoy el mundo entero paga con sacrificios económicos draconianos.
Aunque resulte inaudito decirlo, quizás las bases primitivas de las sociedades resulten ser las más favorecidas del actual caos planetario. Pues sus intercambios de información sobre el diario acontecer mediante procedimientos tradicionales y a la velocidad de lo cotidiano, mantienen un residuo insignificante de la pérdida de información y de energía de la extraordinaria y asfixiante abundancia de los poderosos que amenaza con bloquear, desnaturalizar y destruir la natural identidad del ser humano.
Entonces, al final de los tiempos, la herencia del Universo podría quedar en poder de los últimos en la escala evolutiva tecnológica; es decir, los marginados de las tecnologías de la información y la comunicación, .tal y como testimonia la historia de las revoluciones.
BIBLIGRAFÍA
Albert, Pierre (1974) Histoire de la presse. Presses universitaires de France (PUF).
125 pages.
Balle, Francis (1983) Institutions et publics des moyens d`information. Presse – radiodiffusion – télévision. Editions Montchrestien, Paris. 696 pages.
Bernstein, Basil (1986) Langage et classes sociales. Codes socio-linguistiques et contrôle sociale. Les éditions de Minuit. Paris, 347 pages.
Castilla del Pino, Carlos (2001). La incomunicación. Ediciones Península. España, 154 páginas.
Karel, Kosick (2002) Dialéctica de lo concreto. Editorial Enlace-Grijalbo, México. 269 páginas.
Laplantine, François (1999) Mesianismo, posesión y utopía: Las tres voces de la imaginación colectiva. Editorial Gedisa. España, 266 páginas.
Le-roi Gourhan, André (1965). Le geste et la parole. I et II. Albin Michel, Paris. 285 et 323 pages.
Miller George A (1988) Psicología de la comunicación. Editorial Paidós. 155 páginas
Shaeffer, Pierre (1987). Représentation et comunication. In Sémiotique de la représentation. Éditions Complexe. Bruxelles. Pages 167-193.
Weber, Max (1976) L`éthique protestante et l´esprit du capitalisme. Editions Librairie Plons. 340 pages.
Wastzlawick Paul (1989). Une logique de la communication. Editions du Seuil. Paris , 286 pages.
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