Queridas amigas y amigos: Hoy, 29 de julio de 2012 es un día de duelo para Villanueva de Upala, para todo el cantón 13 de Alajuela y para todo Costa Rica.
Yo no quiero que este caso quede en el olvido sumándose a otros suicidios ocurridos en esa comunidad, ante el silencio cómplice de directores regionales, profesores, psicólogo del liceo; y sobre todo, del PANI.
Si algún favor les pedí en alguna ocasión para llevar alegría a niños de Los Barrantes, o a personas mayores que dormían en suelo de tierra con goteras en sus techos, abandonados y hasta explotados por sus propios hijos mayores olvídenlo y concentren, por favor toda su atención en el caso que les narro de inmediato. Háganlo saber en las redacciones de los periódicos, en sus lugares de trabajo... Emplacen, obliguen, inunden de cartas el PANI en San José para que intervengan el PANI de Upala y desvelen los inimaginables problemas de incesto, de SIDA en menores, la pobreza imperante y la ciega e inhumana actitud de las autoridades correspondientes.
Lo queramos o no y aunque Upala sea en la práctica por historia y geografía parte de la otra frontera, la verdad es que aquí también vale la Constitución Política de Costa Rica.
Un joven de escasos 14 años fue encontrado ahorcado en días pasados por un amiguito de la escuela, en un lugar retirado de Villanueva de Upala. Murió, imagínense, en la más grande soledad, destrozado en su interior por la culpa de haber nacido para ser estorbo de los demás. Rechazado, humillado, sin la menor opción de futuro, como existen en Upala, tantos casos idénticos.
El joven había anunciado su suicidio con señales de su desesperanza pues llegaba al liceo automutilado y amenazando con ser muy problemático. Pero nada de esto llamó la atención de la profesional en psicología del Liceo, ni de los profesores, ni de nadie. Se trataba de un muchacho disfuncional y había que aislarlo.
Desde que estaba en la escuela, el muchacho fue rechazado por su propia madre quien lo regaló a una amiga, cerca de la frontera norte. La vecina lo malquería, lo maltrataba, lo hacía dormir fuera de la casa. Este muchacho no tenía ni uniforme propio, pues un amigo se lo prestaba. La amiga, tan pobre como su madre lo dio a otra señora quien hizo lo que pudo para apoyarlo. Pero ocurrió el desenlace.
En otras oportunidades y artículos he descrito la situación particular de Upala. Aquí campea, peor que la indiferencia, el desprecio por la pobreza y la ignorancia. Escuelas dirigidas por alcohólicos, horarios extra-flexibles, maestros que se ausentan sin explicación alguna... y no pasa nada, pues el pueblo no tiene capacidad de organización ni de respuesta. Una enseñanza de pésimo nivel, sin supervisión de calidad alguna. La miseria y la ignorancia son vistas como lacras heredadas y hasta señaladas como castigos divinos, cuando son, además de los problemas inherentes a una franja fronteriza sometida durante la década del 80 del siglo pasado a los vaivenes de la geopolítica mundial, el resultado de prácticas corruptas, por acción u omisión, de dirigentes gubernamentales que tienen la responsabilidad delegada de sus superiores los ministros y presidentes ejecutivos de los respectivos ramos en el MEP, el IDA, el MINAET, etc. La Municipalidad de Upala también conoce, o debe conocer en su nueva estrategia ciudadana estas profundas aberrraciones. Pero no cuenta con recursos o posibilidades para intervenir. Al menos, no aparecen esbozadas en un plan estratégico que se pretende exhaustivo, honesto, incisivo, acciones correctivas en esta dirección.
Amigas y amigos, pecado de lessa humanidad sería el mío si conozco de estos casos y guardo silencio, sólo para no implicarme en problemas que, si ensucian la propaganda gubernamental del país más feliz del mundo podrían ser calificados de demagogia política. !No!. Ya Freud nos alertó del precio que debemos pagar posteriormente, si no enfrentamos en el presente, los problemas, la realidad.