miércoles, 23 de junio de 2021

HISTORIAS DE VIDA, CIRCUNSTANCIAS DEL TIEMPO

HISTORIAS DE VIDA, CIRCUNSTANCIAS DEL TIEMPO. El día del purgante Castor (ricino) Dr. Luis Montoya, comunicólogo Las Hermanas de la Caridad Vicentinas del Hospicio de Huérfanos de San José purgaban a todos los 100 y tantos niños con aceite castor (ricino) una vez al año. No a todos al mismo tiempo, por supuesto. Después de la misa de las 6 a.m. y con sólo la Hostia en el estómago, íbamos de 10 en 10 directamente al dormitorio. Ahí, una servidora nos llevaba el frasquito color ámbar que tomábamos “cor cor cor”; después de lo cual nos envolvíamos en las cobijas, a esperar. Como a las 9 de la mañana, una monjita, o sor como le llamábamos nos servía un atol de maicena bien cargado y caliente. Almorzábamos galletas de soda y una sopa con algo de arroz. Rondando las 3:00 p.m. la servidora nos llevaba leche con café, de lo blanco que se veía en la taza y, esta vez, las galletas eran María, de Pozuelo. Y a las 6:00 p.m. después del rosario y el Ängelus, una ración de algún tubérculo: papa, camote, chayote y una pizca de arroz. Y así terminaba el día del purgante. Contrariamente a lo que cualquiera pudiera pensar, esperábamos ese día era con grandes ansias y expectativas. Sería el único día, en todo el año, que recibiríamos una atención personalizada, con alimentación diferente al arroz guacho con tortilla gruesa de masa cocinada con manteca de cerdo, fría y agria., y el dulce de zanahoria como postre. Una vez al año, dejábamos de ser los sin nombre para convertirnos en privilegiados.

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