jueves, 15 de agosto de 2019

PERIODISMO: LO SENCILLO ES HERMOSO
Luis Montoya Salas
Comunicólogo

La empresa periodística utiliza las necesidades de información de los seres humanos para existir y crecer.
La noticia, acto visible de la empresa, genera reacciones en cadena, tanto a lo interno del medio (infraestructura de difusión, reporteros buscadores de hechos , jefes de información seleccionadores de noticias) como del lado de los destinatarios. Estos construyen procesos de identificación, de acuerdo con el género periodístico y estilo (riguroso, light, sensacionalista, etc.) del medio informativo preferido. Tales procesos son, unos, racionales gracias a la educación formal; otros, inconscientes acumulados a lo largo de nuestra crianza.
Trátese del periodismo popular o del periodismo científico, la aparente sencillez con la cual se nos presentan los hechos explica su éxito, como forma de expresión. El periodismo ha logrado durante más de 50 años perfeccionar sus técnicas, su lenguaje y estilo al punto que los perceptores comprenden las noticias (o creen comprenderlas) con gran facilidad. Es como si los periodistas se conectaran directamente con el substrato de conocimientos básicos almacenados por los destinatarios, por el sólo hecho de vivir. Prácticamente el 80% del esfuerzo empresarial e intelectual de las empresas periodísticas se invierte en complacer las demandas básicas del 95% de sus clientes.
Un conjunto de factores confluye en el periodismo: la necesaria y hasta obligada traducción del lenguaje especializado sobre cualquier tema, en lenguaje periodístico. Para ello se empieza por formular cinco preguntas elementales: ¿quién? origen del hecho; ¿qué? el hecho como tal; ¿cuándo? el equivalente al tiempo, conocido en el argot periodístico como la actualidad; ¿dónde? para dar testimonio de que efectivamente ocurrió en tal lugar y el ¿por qué? o ¿para qué?, razón de ser de las anteriores interrogantes.
Estas preguntas se encuentran en correspondencia con la lógica del sentido común y siguen la misma ruta de razonamiento de nuestra cotidianidad.
También intervienen otros ingredientes denominados criterios y valores del hecho noticioso. Criterios son, por ejemplo, la pertinencia del hecho, coherencia, oportunidad, curiosidad, originalidad y novedad. Y los valores, el valor humano, la cercanía, la magnitud o impacto, la prominencia del personaje y la actualidad.
Se acompaña lo anterior con un ordenamiento de pirámide invertida que refleje, desde el inicio de la noticia, la jerarquía y trascendencia del personaje o fenómeno involucrado.
Pero los ingredientes que hacen el lenguaje periodístico diferente de otros lenguajes de las Ciencias Sociales son la brevedad, la claridad, la precisión, la concisión y la organización lógica y gramatical de su contenido.
En las salas de redacción se insiste en que una noticia sencilla no solo mantiene su importancia discursiva, sino que alcanza mayor eficacia persuasiva en cuanto más sencilla sea. Pues lo sencillo es perfecto, de acuerdo con el adagio japonés.
Sin embargo, para alcanzar este nivel de humildad periodística se requiere una extensa práctica. Pero sobretodo, una claridad del objeto periodístico que es la vida cotidiana. De otra manera se corre el riesgo de caer en protagonismos ajenos, reservados a las fuentes noticiosas.
Las técnicas, criterios y valores bien aplicados consolidan el principio de imparcialidad y le imprimen al periodismo el sello de la credibilidad.
En fin de cuentas, el periodismo de calidad se mide por la rigurosa selección de las palabras que utiliza el periodista. Y esto le exige prepararse concienzudamente para conocer, observar y discriminar lo esencial de lo banal, en el universo de la cotidianidad.

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