PERIODISMO: LO SENCILLO ES HERMOSO
Luis Montoya Salas
Comunicólogo
La empresa periodística utiliza las necesidades de información de
los seres humanos para existir y crecer.
La noticia, acto visible de la empresa, genera reacciones en
cadena, tanto a lo interno del medio (infraestructura de difusión, reporteros
buscadores de hechos , jefes de información seleccionadores de noticias) como
del lado de los destinatarios. Estos construyen procesos de identificación, de
acuerdo con el género periodístico y estilo (riguroso, light, sensacionalista,
etc.) del medio informativo preferido. Tales procesos son, unos, racionales
gracias a la educación formal; otros, inconscientes acumulados a lo largo de
nuestra crianza.
Trátese del periodismo popular o del periodismo científico, la
aparente sencillez con la cual se nos presentan los hechos explica su éxito,
como forma de expresión. El periodismo ha logrado durante más de 50 años
perfeccionar sus técnicas, su lenguaje y estilo al punto que los perceptores
comprenden las noticias (o creen comprenderlas) con gran facilidad. Es como si
los periodistas se conectaran directamente con el substrato de conocimientos
básicos almacenados por los destinatarios, por el sólo hecho de vivir.
Prácticamente el 80% del esfuerzo empresarial e intelectual de las empresas
periodísticas se invierte en complacer las demandas básicas del 95% de sus
clientes.
Un conjunto de factores confluye en el periodismo: la necesaria y
hasta obligada traducción del lenguaje especializado sobre cualquier tema, en
lenguaje periodístico. Para ello se empieza por formular cinco preguntas
elementales: ¿quién? origen del hecho; ¿qué? el hecho como tal; ¿cuándo? el
equivalente al tiempo, conocido en el argot periodístico como la actualidad;
¿dónde? para dar testimonio de que efectivamente ocurrió en tal lugar y el ¿por
qué? o ¿para qué?, razón de ser de las anteriores interrogantes.
Estas preguntas se encuentran en correspondencia con la lógica del
sentido común y siguen la misma ruta de razonamiento de nuestra cotidianidad.
También intervienen otros ingredientes denominados criterios y
valores del hecho noticioso. Criterios son, por ejemplo, la pertinencia del
hecho, coherencia, oportunidad, curiosidad, originalidad y novedad. Y los
valores, el valor humano, la cercanía, la magnitud o impacto, la prominencia
del personaje y la actualidad.
Se acompaña lo anterior con un ordenamiento de pirámide invertida
que refleje, desde el inicio de la noticia, la jerarquía y trascendencia del
personaje o fenómeno involucrado.
Pero los ingredientes que hacen el lenguaje periodístico diferente
de otros lenguajes de las Ciencias Sociales son la brevedad, la claridad, la
precisión, la concisión y la organización lógica y gramatical de su contenido.
En las salas de redacción se insiste en que una noticia sencilla
no solo mantiene su importancia discursiva, sino que alcanza mayor eficacia
persuasiva en cuanto más sencilla sea. Pues lo sencillo es perfecto, de acuerdo
con el adagio japonés.
Sin embargo, para alcanzar este nivel de humildad periodística se
requiere una extensa práctica. Pero sobretodo, una claridad del objeto
periodístico que es la vida cotidiana. De otra manera se corre el riesgo de
caer en protagonismos ajenos, reservados a las fuentes noticiosas.
Las técnicas, criterios y valores bien aplicados consolidan el
principio de imparcialidad y le imprimen al periodismo el sello de la
credibilidad.
En fin de cuentas, el periodismo de calidad se mide por la
rigurosa selección de las palabras que utiliza el periodista. Y esto le exige
prepararse concienzudamente para conocer, observar y discriminar lo esencial de
lo banal, en el universo de la cotidianidad.
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