ANTES QUE EN LOS LABIOS, LAS PALABRAS ESTUVIERON EN EL CEREBRO. Y LA AMÍGDALA ES LA RESPONSABLE DE ALGUNOS RESULTADOS.
ANDRÉS ROSALES GARCÍA EL TIEMPO DE
BOGOTÁ /GDA 12:00 A.M. 19/11/2012
José Saramago, el fallecido Premio Nobel de Literatura, dijo en el 2004 que las palabras no son ni inocentes ni impunes. “Hay que decirlas y pensarlas en forma consciente”.
José Saramago, el fallecido Premio Nobel de Literatura, dijo en el 2004 que las palabras no son ni inocentes ni impunes. “Hay que decirlas y pensarlas en forma consciente”.
Mark Waldman y Andrew Newberg psiquiatras y profesores de las universidades de California y Thomas Jefferson exploraron cual es el poder de las palabras y su impacto en el cerebro.
Publicaron su investigación sobre el tema en un libro titulado “ Las
palabras pueden cambiar tu cerebro. En él reflexionan sobre las cargas de las
palabras negativas y positivas y explican por ejemplo que cuando se escucha la
palabra “no” al comienzo de un diálogo el cerebro empieza a liberar cortisol la
hormona del estrés y la que nos pone en alerta.
Por el contrario, cuando
escuchamos un “sí” se activa una liberación de dopamina la hormona de la
recompensa y el bienestar.
Leonardo palacios, neurólogo de la Universidad del Rosario asegura que
toda expresión hablada sea positiva o negativa produce una descarga emocional
desde el cerebro:
una palabra negativa o insultante activa la amígdala estructura del cerebro vinculada a las alertas y genera una sensación de malestar, ansiedad o ira y es ahí donde la persona tiene dos posibilidades responder de una manera similar (incluso con una agresión física) o actuar con indiferencia, acudiendo a la razón.
una palabra negativa o insultante activa la amígdala estructura del cerebro vinculada a las alertas y genera una sensación de malestar, ansiedad o ira y es ahí donde la persona tiene dos posibilidades responder de una manera similar (incluso con una agresión física) o actuar con indiferencia, acudiendo a la razón.
Las palabras positivas o estimulantes son asimiladas por el hemisferio
derecho del cerebro, que es el de las emociones por lo tanto van a generar placer
sorpresa y alegría. Sin embargo, aclara Palacios
todo depende del tono el volumen y el contexto
“hasta la ofensa más horrible puede ser asimilada si se dice en tono
suave y amable” comunicarse mejor.
Ariel Alarcón Prada psicoanalista y líder de un programa para la reducción
del estrés afirma que antes que analizar las palabras hay que revisar los procesos
mentales y emocionales que las producen pues aquellas son una consecuencia
final. La persona siente una emoción, la procesa internamente y luego escoge
una palabra para denominar una emoción, y la comunica. Y ese proceso, es
inconsciente. Lo realmente
importante es analizar el estado emocional de las personas y el porqué de la
amargura o agresividad que las lleva a usar malas palabras. es decir, tienen
que buscar una reparación emocional para que puedan comunicarse mejor.
La amígdala es una especie
de botón de emergencia de nuestro cerebro.
Si nos acecha un peligro
inminente, este núcleo activa una señal que reenvía inmediatamente al resto del
cuerpo.
En ocasiones, el sistema es capaz de
activar
la respuesta antes de que seamos conscientes del peligro. “En
algunos experimentos
“ se
presentan estímulos subliminales y la amígdala dispara respuestas fisiológicas
como la sudoración en las manos, sin que el sujeto sea consciente de lo que le
está asustando”.
Dónde nace el miedo? ¿Cómo reacciona nuestro cerebro ante una situación de pánico? ¿Podremos controlar algún día las fobias irracionales? Dos recientes estudios desentrañan el funcionamiento de estos procesos en un pequeño órgano conocido como amígdala, pero en los seres humanos el proceso es especialmente complejo y fascinante.
Dónde nace el miedo? ¿Cómo reacciona nuestro cerebro ante una situación de pánico? ¿Podremos controlar algún día las fobias irracionales? Dos recientes estudios desentrañan el funcionamiento de estos procesos en un pequeño órgano conocido como amígdala, pero en los seres humanos el proceso es especialmente complejo y fascinante.
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