lunes, 26 de mayo de 2014

REFLEXIONES AL FILO DE LA MEDIANOCHE


¿POR QUÉ, SI LA COMUNICACIÓN ES TAN FÁCIL
EN LA TEORÍA, RESULTA IMPOSIBLE EN LA PRAXIS?






Dr. Luis Montoya Salas
Comunicólogo


 La comunicación  está determinada por el (los) proceso (s), en tanto que  sinapsis que interconectan los puntos energéticos pertinentes existentes en todo acto de comunicación. Por esta simple razón, es mucho más que la sumatoria de sus componentes tradicionales (Mensaje: “intercambio de sentimientos, opiniones, o información de cualquier orden, mediante el habla, la escritura, señales, soportes materiales, electromagnéticos, etc.; emisores: visibles e invisibles y destinatarios, no siempre conscientes de ser objetos-sujetos de  los intereses comunicativos del emisor).
La verdadera comunicación es tan abstracta que no hace referencia a elementos físicos, visibles, pues estos solo adquieren comprensión material cuando se ha logrado identificar la estrategia del acto de comunicación. Esto dicho significa que para llegar a la esencia de la comunicación eficaz y persuasiva debemos observar cada instante comunicativo con una distancia meta-analítica, diseccionando ese momento (tiempo), ese lugar (espacio) en su relación biunívoca integral. No emisor/destinatario, o destinatario/mensaje/, o emisor/mensaje/destinatario, sino ese todo, en una dinámica sistémica.
Así,  la comunicación no se enseña: se vive; no se explica: se aplica. Y tanto más eficaz será cuanto mejor hayamos sido preparados para  ejercitar nuestros “universales” (herramientas aprendidas a lo largo de nuestro proceso de socialización). Debimos aprender, entonces, que la comunicación seguirá siendo, por siempre, la esencia de la naturaleza humana; aunque de tal poder, resulten sus propias ataduras.
En efecto: sus expresiones, acciones y propósitos encierran lo excelso y sublime del ser humano, pero también, su perversidad y destrucción.
Sabiendo esto, deberíamos aplicar en nuestros procesos comunicativos cotidianos, estrategias subyacentes de comunicación,  a partir de los aportes de la comunicación organizacional, pues es esta “interdisciplina” de la comunicación la mejor preparada para lograr la comunicación eficaz.
La comunicación organizacional nos permite identificar el factor liderazgo de atracción alrededor del cual se construye la figura física, hasta alcanzar la imagen psicológica y simbólica que, finalmente, se posicionará en el imaginario colectivo, aun y si este es restringido al hogar, a la comunidad, al trabajo.   
Desde luego, es imprescindible recorrer, con metódica, los planos de situación y de expresión que marcan las coordenadas de la realidad sobre las cuales se erigirá esa figura mesiánica, o totémica escogida para echarse al hombro la responsabilidad de liderar un hogar, “una finca”, una comunidad, una institución, un país.



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