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LUIS GUILLERMO SOLÍS EN LA BARBERÍA
Dr. Luis Montoya Salas
Comunicólogo
Este anuncio publicitario aparenta ser sencillo por su construcción. Sin embargo, es complejo pues requiere de una capacidad de decodificación de la lectura fílmica por parte de los telespectadores. Técnicamente está bien logrado, pues utiliza técnicas cinematográficas creadas por el cineasta soviético Einsenstein en los primeros 10 años del siglo XX. Por eso me atrajo. Pero al analizarlo semióticamente y contextualizarlo en la realidad política actual, revela serias limitaciones de orden persuasivo y funcional.
Su duración es de 30” y sólo intervino un camarógrafo a pie (sin dolly) con la cámara al hombro para crear la percepción de un travelling subjetivo (cámara psicológica). Esto rebaja los costos de manera significativa.
La sinopsis es simple: Una persona camina por varias aceras y se dirige a pie a la barbería. En el trayecto reflexiona en voz alta sobre “aunque parece que para Costa Rica todo está perdido, yo soy optimista”. ¿Pueden los telespectadores leer estas escenas de idéntica manera?
Esta es la estructura del mensaje, en sus dos registros básicos: el icónico (la imagen) y el verbal (el narrador y otros efectos sonoros, como la música instrumental que lo acompaña.
El anuncio publicitario aquí analizado consta de tres escenas, dos secuencias y 19 tomas.
Registro icónico:
I escena, primera secuencia:
Una persona (que asumimos es el candidato) camina por una acera, mirando hacia abajo. En su marcha observa los pies de varias personas de ambos sexos con zapatos, sandalias, tenis, etc.
II secuencia de la I escena:
Una toma de transición de los pies de una persona en el interior de lo que resulta ser una barbería. Un tilt up (cámara sube) y en toma abierta muestra al personaje sentado en una silla de barbero a la antigua. El personaje conversa brevemente con el barbero.
II escena:
La cámara en close up (toma muy cercana del rostro del personaje) filma 9 tomas para construir una secuencia de los diferentes ángulos de su rostro y cabeza: barbero le coloca una servilleta en el cuello; su cabeza, desde arriba (picada)con tijeras y peine del barbero; contraplano del lado derecho del rostro (nariz y ojo derecho) con manos del barbero haciendo el recorte; plano de parte trasera inferior de la cabeza, lado izquierdo, énfasis en la maquinilla del barbero; contraplano en close up sobre parte del rostro costado derecho, se observa la mano del barbero. En fin, la construcción del rostro del candidato, a partir de segmentos de su cabeza.
III escena:
Primer plano (PP) del rostro del personaje mano izquierda del barbero y navajilla; parte superior de la cabeza, peine y tijeras del barbero; parte inferior de la cabeza con manos y navajilla del barbero. En difuminado: plano medio del personaje y el barbero para cerrar con el logo del PAC y la frase Luis en blanco y Guillermo en amarillo.
Registro verbal (voz del narrador pronuncia 61 palabras)
Entra segmento de música orquestal.
Creo que a Costa Rica se le puede rescatar, aunque no va a ser sencillo.
Creo que la gente como usted y como yo todavía queremos creer, aunque cueste tanto.
A veces parece que todo está perdido. Pero yo, yo soy optimista. Así es, hay que seguir. Soy Luis Guillermo Solís. Quiero que me conozca y me ayude a rescatar a Costa Rica.
Inferencias:
En el plano icónico (visual). La cámara psicológica (cuando el camarógrafo se carga al hombro la cámara y empieza a caminar) reúne todas las características dramáticas y de tensión del seguimiento o persecución del cine de acción. El mecanismo es simple. Es ponerse en “los pies del espectador” para hacerle creer que es él quien camina dirigiéndose a un lugar determinado, aunque desconocido para él, hasta que la línea del guión se lo indica. Durante la marcha se crea una expectativa de lo que sucederá.
Es común que acompañemos nuestra marcha a pie con alguna reflexión. En el caso de este anuncio, el personaje dice lo siguiente: “Creo que a Costa Rica se le puede rescatar, aunque no va a ser sencillo. Creo que la gente como usted y como yo todavía queremos creer, aunque cueste tanto”.
La siguiente frase: “A veces parece que todo está perdido” hace la transición entre el afuera de la acera y el adentro de la barbería.
El personaje se sienta en una silla de barbería y se hace el corte con un barbero a la antigua. Mientras esto pasa, en medio del silencio del lugar suena una música instrumental. Luego, tomas cortas reinventan al personaje en todos los planos posibles de su rostro de manera redundante, al igual que el cineasta Einsenstein lo hizo en la película “El acorazado Potemkine”. . Al final, la secuencia de tomas concluye con un primer plano (PP) del personaje quien en off dice: “Soy Luis Guillermo Solís. Quiero que me conozca y me ayude a rescatar a Costa Rica”.
Conclusión:
Aunque técnicamente el anuncio está bien logrado, está lejos de alcanzar el objetivo funcional deseado de conocer al personaje; y más aún, de ganar su simpatía.
La ilustración musical connota clase social media alta, de oído fino, de gustos refinados y produce una disonancia cognoscitiva al contraponerla con el tipo de aceras de barrios pobres (por los zapatos de los caminantes). Como se diría en lenguaje sencillo, “no combina”, “no coincide”, “nada qué ver”. Mejor habría servido una ilustración musical de corte popular (bolero, merengue, salsa) que empataría más con el ambiente (plano de situación) de la barbería. El tipo de música escogida sería más apropiada para ilustrar fachadas de museos, edificios culturales, por ejemplo. Otra disonancia cognoscitiva es si es creíble que un candidato presidencial camine por aceras maltrechas propias de barrios descuidados, solo en busca de su barbería preferida.
Los productores del anuncio tienen la gran responsabilidad de escoger una temática pertinente, persuasiva, que empate con la personalidad del personaje; pero sobre todo, que forme parte de las prácticas sociales del imaginario colectivo. Escoge la ruta a pie para llegar a una barbería como el motivo para plantear el delicado problema de “la Costa Rica que se puede rescatar, aunque no va a ser sencillo”.
Se escoge como plano de situación una barbería y le dedican un 25% de la duración del vídeo al corte de pelo del personaje, como si este detalle fuera trascendental y fácil de anclar con la propuesta temática: “Soy optimista”. A decir verdad, el último segmento del anuncio más pareciera la promoción de algún producto de barbería como loción, talco, brocha, máquina de afeitar, etc.
Entonces se plantea la pregunta fundamental: ¿cómo saber si un estratega de imagen se equivoca al escoger la temática que utilizará para posicionar a su candidato en el imaginario colectivo? Una forma podría ser sometiendo a un focus group su anuncio a partir del guión. O lanzarse de manera arriesgada solo sostenido por su creatividad, experiencia política y conocimiento de la realidad nacional.
Sea como fuere, el anuncio analizado revela limitaciones de recursos que no se observan en el anuncio de Johnny Araya “Contráteme”. Y esta realidad delimita la temática y su abordaje.
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