Luis Montoya Salas
Comunicólogo
En la Inglaterra de los Tudor y los Stuart de 1787; y en medio de encarnizados enfrentamientos políticos: periodistas vs. Parlamento – monarquía, quedó acuñado el precepto de la prensa como el “IV PODER”.
Y como a menudo sucede, cuando se defienden derechos fundamentales al precio de censura, prohibiciones de publicar, impuestos, multas y cárcel, la combativa prensa inglesa evolucionó más pujante, rápida y dinámica, en variedad y contenido, que la prensa del resto de los países europeos. (Albert. P. Histoire de la Presse. PUF. 1978).
Más de 200 años después; en una Costa Rica nacida a la democracia al alero de la libertad de expresión, el TRIBUNAL SUPREMO DE ELECCIONES (T.S.E.), pretendió, con un proyecto de ley reformar el Código Electoral para recetarle cárcel a los directores de los medios informativos (prensa, radio-noticiarios y noticiarios televisuales) si publicaban encuestas, durante el período de “veda electoral”.
Alguna relación debió tener esta iniciativa del TSE con la intempestiva salida de Guillermo Fernández, director de Telenoticias aquel primer domingo de febrero de 1998 cercanas las 4:00 p.m. anunciando, en un inusual avance de noticias de TN7, que Miguel Ángel Rodríguez aventajaba a José Miguel Corrales con un 10%. Y como si hubiera recibido una estocada de muerte política, a partir de esa hora, José Miguel Corrales no apareció más en los espacios televisuales y radiofónicos.
Al final de la jornada, a escasos minutos del cierre de las urnas, caso insólito en la historia de los procesos electorales nacionales, Corrales reconoció el triunfo de Miguel Ángel Rodríguez.
Matonismo electoral debió llamarse esa figura. Bofetada a la democracia que dejó sin aliento ni capacidad de respuesta al PLN y al mismo TSE sumido en un silencio cómplice, hoy comprensible por el papel que un ex presidente ha jugado en los procesos electorales.
En aquella ocasión, los “máximos” del comando de campaña del PUSC liderados por Constantino Urcuyo no podían esconder el miedo que sentían ante la inminente derrota que percibían con los signos externos, la afluencia de votantes y los sondeos de sitio que realizaban en los centros de votación. Y no era para menos, pues si en enero de 1998 una encuesta de CID-GALLUP le daba a Miguel Ángel Rodríguez una ventaja de 250 mil votos sobre José Miguel Corrales (con36% para el primero frente a 24% para Corrales y de igual manera UNIMER le daba a Rodríguez una ventaja del 10,2% la verdad es que el día de las elecciones, Rodríguez obtuvo apenas 33.326 votos más que José Miguel Corrales (652.160 votos para Rodríguez y 618.834 para Corrales).
Doy fe que cuanto aquí escribo ocurrió, pues durante el 1 de febrero de 1998 realicé un monitoreo de radio y televisión de todo el proceso electoral como parte del curso de análisis de mensajes que impartía en la Escuela de Comunicación San Judas Tadeo, de la Universidad Federada. Esta práctica se realizó en el telenoticiario de Canal 2 dirigido para entonces por Adriana Nüñez.
Cada vez más a menudo, las casas encuestadoras fallan en sus predicciones. Para muestra, el pasado referendo por el TLC que nos enseñó “cuán volátiles” son los compromisos de los encuestados, como para cambiar de opinión con algunos días de diferencia entre una encuesta y otra. Cito, a manera de ejemplo:
De acuerdo con una encuesta de UNIMER publicada por el diario La Nación el 4 de octubre del 2007, fueron las mujeres y los jóvenes, así como las personas con estudios primarios, de ingresos económicos bajos y cuyas edades oscilaban entre los 30 y los 39 años quienes inclinaron la tendencia a favor del NO. Pero estos mismos sectores mostraban en agosto del 2007, un fuerte respaldo al SÍ. Estos datos van aparejados con la percepción del 31% de la población que consideraba, en setiembre de ese mismo año, que la aprobación del TLC generaría perjuicios. Varios días después (el 4 de octubre), ese mismo porcentaje había aumentado al 38%. Y quienes opinaban que el TLC le producirá beneficios bajaron de un 31% a un 26%.
Si a escasos tres días, el NO al TLC aventajaba al SÍ por 12 puntos porcentuales; ¿qué sucedió en ese ínterin para que triunfara el SÍ, por 50 mil votos?
Desde finales de los años 30 y a propósito del programa radiofónico “La guerra de los mundos” (producido y actuado por Orson Welles) que provocó un pánico generalizado en todos los Estados Unidos, H. Cantrill, sociólogo norteamericano demostró la existencia de “pautas de enjuiciamiento”, asociadas a niveles socioeconómicos, educativos y de conocimiento del contenido de las informaciones. Su principal hallazgo dice: “Se produce pánico cuando un valor altamente estimado y generalmente aceptado se ve amenazado; y cuando no existe, a la vista, ninguna eliminación de la amenaza. El pánico surge cuando el ego de las personas está profundamente implicado en la situación creada y se siente en la total incapacidad para aliviar o controlar las consecuencias del hecho”.
Han transcurrido 15 años desde la fecha en que un telenoticiario se atrevió a enfrentar abiertamente al Tribunal Supremo de Elecciones.
Durante este proceso electoral se publicaron más encuestas que nunca antes ni después se publicarían con tanta insistencia. Este hecho inédito reflejaba un miedo disfrazado por parte de los grandes dueños del capital en Costa Rica.
Si la tal encuesta no se hubiera difundido en el momento clímax de ese proceso electoral quizás José Miguel Corrales habría sido el presidente electo. Recuérdese que es durante el período de las 3:00 p.m. a las 6:00 p.m. cuando los indecisos resuelven el destino final de una elección.
Tampoco se podrá afirmar, que el triunfo de Rodríguez se debió a la difusión anticipada de esta encuesta. Lo que sí es cierto es la sabia posición de Alain Touraine, reconocido sociólogo francés cuando afirma que las encuestas son “simple instrumento entre otros”, que conviene utilizar en casos bien precisos. Y advierte a los perceptores de “no dejarse obnubilar por la impresión de verdad inmanente que le confieren la representación estadísticamente probada de las muestras consultadas” (analogonluis@yahoo.es)
No hay comentarios:
Publicar un comentario