LAS CARTAS PARA UN CIUDADANO.
Benemérito de la Paria José (Pepe) Figueres Ferrer
LAS CARTAS A UN
CIUDADANO DE JOSÉ FIGUERES FERRER EXPRESIÓN DE LA SABIDURÍA CAMPECHANA.
“Estas Cartas no son
informes de labores realizadas,
sino conversaciones entre usted y yo,
Ciudadano consciente,
sobre
asuntos públicos que nos interesan a todos.”
José Figueres Ferrer a la par de Braulio Carrillo, son los dos más grandes
personajes de la historia de Costa Rica.
Y surgieron, precisamente, en momentos en que el país necesitaba definir
su identidad como Estado, en el caso de Carrillo; y su consolidación, como
República, en el caso de Figueres Ferrer.
A Braulio Carrillo se le reconoce como
el “Arquitecto del Estado Costarricense” Y a Figueres, como el fundador de la
II República, cuyo acto de abolir el ejército impactó todo el futuro de la
Costa Rica democrática, solidaria y pacífica.
A pesar de haber sido una figura
política muy polémica, por su estilo y autoritarismo, el valor de sus aportes
al país superan sus debilidades.
Cartas a un ciudadano ( 1956)
Con un total de 20 cartas, Pepe Figueres inaugura sus dotes de escritor Y
así recorre la situación administrativa del país, se pregunta cómo están
gobernando el país. Fija su posición ante el derecho electoral, la reforma
social, fue el primero en preocuparse por la tecnología, las leyes del trabajo,
el seguro social, los impuestos; y hasta se cuestiona sobre el uso de vehículos
para los funcionarios públicas, los sueldos de los altos funcionarios y la
responsabilidad ciudadana.
De todas las 20 cartas son dignos de
subrayar al menos 4 hechos, por la
visión con la cual los enunció:
1. Don
Pepe pregonó el civilismo en la ciudadanía, llegando a afirmar "que la
libertad se siente o no se siente", que debe prevalecer el respeto a la
dignidad humana, el gobierno representativo y de elección popular.
2. asigna
salarios dignos a los impartidores de justicia, ya que un Poder Judicial
fuerte, independiente y a prueba de corrupción constituye un pilar fundamental
de la democracia; y, por otra parte, razona en la misma forma sobre la
necesidad de que los funcionarios que ocupan cargos de responsabilidad en la
Administración Pública ganen lo que corresponda a su rango y representación.
3. don
Pepe hace partícipe a la ciudadanía de su ambicioso y revolucionario proyecto
político. En Cartas a un Ciudadano, insta al pueblo a externar adecuadamente
sus inquietudes y necesidades, a interesarse en los asuntos públicos.
4. Pensar
en grande y hacer enriquecer el país para repartir la riqueza. Combatir la
pobreza, luchar contra la corrupción, apostar en la educación y salud como
medio de salir de la pobreza. La instauración de una democracia social y
política, justa y equitativa, que asegure el bienestar del mayor número, la
desaparición de las mayorías empobrecidas por la ineficiencia y el privilegio
de unos pocos, dueños del poder.
Sentido político y humano de las
cartas de don Pepe Figueres.
Así
empiezan:
“Finca
La Lucha, diciembre de 1955.
Estimado ciudadano:
Estoy pensando en usted. Pocas veces nos vemos usted y
yo. El Presidente de la República tiene
pocas oportunidades de comunicarse en privado con el ciudadano común. De ahí
vienen tal vez los malos entendidos. ¡Qué bueno sería que pudiéramos conversar!
Estas cartas las empezó a escribir a dos años de ejercer la
Presidencia para “ informarle cómo me siento en el Gobierno ejerciendo el
mandato popular, y cómo creo que marcha el país, dos años después de iniciado
el presente período constitucional.”
Y así el lenguaje utilizado por el Presidente Figueres es
coloquial, en todos sus extremos. Define la democracia como “ una profesión de fe en el hombre común.
Porque usted y yo profesamos esa fe, querido Ciudadano, le escribo estas
Cartas. Porque estoy actuando como delegado suyo, como presidente durante un
período constitucional, y siento el deseo de rendirle cuentas, más que en
números, en pensamientos y en afectos.”
Y su percepción del estado del país es descrito con
sencillez, pero con convicción: “ El crédito para las actividades productivas
va en aumento, aunque no dé abasto a las necesidades de una economía particular
que tan rápidamente se desarrolla. Los sueldos y jornales están subiendo, y por
lo tanto los ingresos familiares han aumentado, sin un alza equivalente en los
precios de las subsistencias. La educación pública se extiende con mayor
rapidez que el crecimiento de la población. Ya tenemos en las aulas 175.000
educandos, que constituyen el 18% de los habitantes del país. Los informes
sobre el mejoramiento de la salud pública dan cifras igualmente halagadoras.
Todos los ministerios, todas las dependencias, todas las instituciones, están
empeñados en un gran esfuerzo de adelanto general. Los empresarios particulares
también.”
La estructura de las cartas.
Su extensión va desde las más cortas, con tres hojas, hasta
la más larga, la número VIII con 14
hojas que concluye con un despliegue de
humilde sabiduría: “Ya ve usted, querido
amigo, que sin querer lo he ido llevando de paseo por los campos de las
ciencias económicas y sociales, donde usted tal vez pensaba, por modestia, que
no estaba capacitado para entrar. Hemos caminado solamente por los trillos más
humildes, porque yo me perdería si tratara de tomar las avenidas por donde
transitan los entendidos. Pero al menos, al tender la vista sobre algunas
experiencias recientes de Costa Rica, que nos han servido de ejemplos, hemos
podido observar cómo funciona un Movimiento que se interesa a la vez por el
desarrollo económico y por la justicia social. “
Y los temas de economía, Pepe Figueres explicaba con una
gran sencillez: “Ciertos observadores
juiciosos temieron que el alza de sueldos de 1954 y 1955 aumentara
excesivamente el consumo de artículos importados. En efecto, el aumento ha sido
grande. Al ganar mejor, la gente no sólo compra más arroz y frijoles, sino
también la olla nueva para cocinarlos. Y esas ollas, y las máquinas de moler
maíz, y las de coser, tenemos que traerlas de afuera, pagándolas en dólares.”
Se observa una gran coherencia entre el propósito de las
cartas, su mensaje y el amor que Pepe tenía por su pueblo. “Costa Rica está
gastando actualmente en sus importaciones alrededor de 90 millones de dólares
por año, y los está produciendo. Esa suma no es baja, para un millón de
habitantes. Bienvenidas sean las refrigeradoras y las bicicletas, y todas las
cosas que levantan el nivel del vida, mientras tengamos con qué pagarlas.”
El problema de la CCSS viene desde los gobiernos de
1950. “Tal vez las próximas medidas de
carácter social que puedan tomarse convendría encaminarlas, más que al aumento
directo del ingreso de los trabajadores, a la extensión del Seguro Social. Al
mejoramiento de la red hospitalaria nacional, a la modernización y
robustecimiento de las instituciones que atienden niños, ancianos o desvalidos,
y en general a un aumento de servicios sociales. Todo eso es parte de nuestro
programa de gobierno, y en varios aspectos no ha podido atenderse todavía. Las
dos veces que ha estado en el Poder nuestro grupo de Liberación Nacional, ha
tenido que pagar deudas de regímenes anteriores con la Caja de Seguro Social.
En 1948 pusimos al día 8 millones de colones que estaban atrasados. Ahora
estamos haciendo el arreglo de otros 8 millones que, por diferencias de
criterio con la Caja, se acumularon en el período que nos antecedió, y se están
aumentando todavía. Esto explica por qué no hemos extendido el Seguro Social a
nuevas zonas. Sin embargo, esperamos mejoras en 1956 y 1957.”
Este párrafo señala con toda claridad, que la visión sobre
la seguridad social no es un problema económico, sino político, de cómo cada
ideología percibe la seguridad social.
Y así como aumenta la complejidad de los asuntos tratados en
las cartas, así aumenta el largo de las páginas de las cartas. El seguro
social, 9 páginas, el desarrollo
económico 11 páginas, la labor de grupo o de equipo 13 páginas, etc.
A lo largo de las 20 cartas
se observa cómo don Pepe busca
explicarle con ejemplos sencillos al pueblo, los asuntos más complejos
de la economía, en este caso, los impuestos: “Cualesquiera que sean las
pequeñas injusticias o deficiencias en el orden tributario, dentro de la
imperfección de los asuntos humanos, creo que no se concibe un sistema mejor,
para la manera de ser costarricense, que un régimen de propiedad privada en el
cual cada ciudadano paga
voluntariamente, y honradamente, los impuestos que la ley establece. Termino aquí mis Cartas sobre las medidas de
seguridad social, o de solidaridad humana, que los países democráticos han ido
adoptando para establecer la justicia sin destruir el régimen de propiedad
privada.” Aquí observamos cómo el presidente José Figueres Ferrer define el
tipo de gobierno impulsado por el Partido Liberación Nacional que lo llevó al
poder.
Una preocupación que en los años 50 apenas se dibujaba, hoy
es un problema de orden superior: “Me preocupa el distanciamiento parcial que
puede existir, aunque sea transitoriamente, entre los dirigentes políticos y el
hombre común, porque creo que nuestro pueblo está capacitado para entender
muchas cosas si se le explican, y sé que tiene interés en seguir de cerca el
funcionamiento de nuestro sistema democrático.”
Conclusión
Las Cartas para un ciudadano revelan a todo lo largo de sus
179 páginas la personalidad de un presidente humilde, sencillo, con un amplio
conocimiento del ser humano, del país y de la realidad internacional de los
años 50. Pero sobre todo, una necesidad obsesiva de llegarle al pueblo. Toda su
obra está caracterizada por la compasión que siente por un pueblo al que cree
igual a él, con la diferencia del cargo.
Y concluyo este ensayo que sintetiza, en mi opinión, el
humanismo, el deseo supremo de don Pepe de lograr la igualdad de todos los
ticos:
“¿En que se diferencia un
campesino nuestro, descalzo y jornalero, de un mecánico, de un profesor, o de
un profesional? ¿Son todos ellos, acaso, seres distintos, o es que tuvieron
oportunidad de educarse de diversas maneras?
Muchas gentes y muchos autores,
se han hecho esta reflexión: si al hijo de un peón lo pudiéramos colocar desde
que nace en un hogar pudiente, donde se cuida la salud y se observan los buenos
modales y costumbres, y si lo enviáramos luego a la escuela, y al colegio, y
tal vez a la Universidad, ¿qué tendría él en común después, como hombre adulto,
con sus padres, si vivieran ellos todavía en la choza y en las condiciones en
que el niño nació?
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