lunes, 15 de febrero de 2016


LA COMUNICACIÓN NO ES LO QUE LA GENTE COMÚN CREE.

PORQUE LO QUE VEMOS SON SIMPLES APARIENCIAS DE UNA VERDAD QUE ESTÁ ESCONDIDA Y NO PODEMOS VER,  O NO LA QUIEREN VER QUIENES CUIDAN SUS INTERESES PERSONALES, SOCIALES Y ECONÓMICOS.

El nuevo enfoque de la comunicación:  La “cultura transnacional” ha impuesto un nuevo estilo de lenguaje.
El desarrollo (demasiado acelerado para nuestras capacidades perceptivas) de la praxis comunicacional  aplicada a la política está influenciado, en su componente semántico, por el crecimiento e imposición de la “cultura transnacional”. 
Esto significa que, por encima del lenguaje con el cual percibimos y construimos nuestra realidad: el lenguaje del entorno familiar, social, con la influencia incuestionable de los medios de difusión colectiva, gravita un metalenguaje con connotaciones asociadas al poder. Se trata de un lenguaje simbólico, codificado, muy técnico y construido con una nueva lógica semántica. ¿Cuál es esa nueva lógica semántica?     
Antes de responder, una mirada retrospectiva por nuestro desarrollo humano y profesional. En este ejercicio (algunas veces doloroso) descubrimos cómo, antes de responder de manera lógica, reflexiva, analítica y profundamente real al por qué ocupamos un espacio en este hábitat llamado Costa Rica, nuestra vida era sujeto/objeto de la conciencia ingenua (K.Kosik, Dialéctica de lo concreto Editorial Grijalbo. México, 1967, pág. 235): actos, pensamientos, decisiones eran más emocionales que racionales. A este fenómeno K. Kosík lo llama también la realidad concreta, o más sencillo “pensamiento ordinario”  y que ejemplifica de la manera siguiente:
“Los hombres usan el dinero y realizan con él las transacciones más complicadas sin saber ni estar obligado a saber qué es el dinero”. (K. Kosik: Dialéctica de lo concreto. Op.cit. P.26.
Ejemplos comprobables de este fenómeno son los efectos emocionales que la música popular con  sus remembranzas produce  en nuestras neuronas y el fútbol, como fenómeno de identificación de nuestra nacionalidad e idiosincrasia, con su impacto casi al nivel del paroxismo.  
Este hecho no es nuevo, pues como lo señala Kosík (op.cit. 237), ya Vico, Kant y Hegel habían formulado la idea de que los hombres actúan en la historia y de sus acciones derivan consecuencias y resultados en los que  (…) no habían pensado. 
También se vale agregar un párrafo más al por qué resulta imprescindible dar el salto cualitativo hacia un nuevo paradigma. Interpretando el pensamiento de Kosík, el sistema económico nos mantiene ocupados en preocuparnos por enfrentar nuestra vida cotidiana, sin dejarnos oportunidad para preguntarnos sobre nuestra propia cotidianidad y superarla en lo que de alienante tiene.  Y cito a Kosík: El modo primordial y elemental de existir la economía para el hombre es la preocupación. No es el hombre quien tiene preocupación, sino que es la preocupación la que tiene al hombre” (op.cit. p.83)
Este siglo XXI, escenario de la comprensión innegable del poder de las nuevas tecnologías de la información nos enfrenta, como profesionales ante retos cada vez más exigentes que nos obligan a replantear nuestra visión de mundo, nuestra actitud. Se trata de un paradigma en el que, la competitiva realidad del mercado profesional  nos obligará a suprimir (subliminar) mucho más que antes los factores emocionales  (¿se vería afectada nuestra concepción y compromiso humanista?) para darle prioridad a la fría racionalidad cartesiana. 
Así, la nueva lógica semántica es la lógica codificada  de la abstracción  que se nutre de la esencia de los componentes más emocionales de la lógica del sentido común convencional: instinto, intuición y emoción y desviste a esta última de sus connotaciones emocionales. De esta manera construye una comunicación eficaz  que  permite una mayor comprensión de la cosa, como define K. Kosík  a la esencia de lo cotidiano  (ibid.) 
En esta dirección, el psicólogo de la comunicación George A. Muller en su Prefacio a su obra  Psicología de la comunicación (Editorial Paidós, España, 1980) ya proponía: “En una era en que la coerción de lo emocional ha disminuido, hay razones obvias para empezar con una reafirmación de las capacidades racionales del hombre. De estas capacidades, la versatilidad del hombre en la comunicación es seguramente la más obvia e importante.”  Y agrega, parafraseando a George Herbert Mead: “La importancia de lo que llamamos ´comunicación´ reside en el hecho de que proporciona una forma de conducta mediante la cual el organismo o el individuo puede llegar a ser un objeto para si mismo”.

Finalmente. Uno de los hechos más reveladores respecto de la interdependencia entre realidad y comunicación lo expresa Paul Watzlawick en su obra “¿Es real la realidad?” (Editorial Herder, Barcelona, 1981) págs. 7, 8: “Las afirmaciones que aquí se hacen estaban al alcance de nuestro pensamiento no sólo hace ya algunos decenios sino, por lo que respecta a las premisas en que se apoyan, desde la edad antigua.  Pero faltaba la disposición, o acaso sólo la ocasión, de enfrentarse con la naturaleza y los efectos de la comunicación como fenómeno independiente”. 

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