El artículo que transcribo revela con argumentos incuestionables el avance mundial del comercio con la ampliación del Canal de Panamá como eje, con todo el potencial que ofrece para los países vecinos. Y ¿quién más vecino que Costa Rica? Sin embargo, los sindicatos como SINTRAJAP que se me asemeja mucho a SIN TRABAJAR prefieren dejar al país en el mayor retraso, al igual que en los tiempos de las carretas, allá por los años 40 del siglo pasado para darle prioridad a las defensas de sus prebendas. Ya, no vale el argumento de que el Estado debe ser dueño de los puertos. La realidad mundial exige, otra visión, otra estrategia. La de obtener ventajas competitivas, la del dinamismo de la economía, la de lanzarse en grandes proyectos como lo ha hecho Panamá. De otra manera, veremos con perversa melancolía desfilar frente a nuestras costas, allá en lontananza los super transportadores PANAMAX dirigiéndose a otros puertos, en tanto a nuestros puertos de mentirillas llegan los paquebotes, las barcazas de tercera. ¿Quiero esto para mis nietos? ¡No!. ¿Defendería las prebendas de los sindicalistas a quienes no les interesa el bienestar de la colectividad? ¡Definitivamente, no!.
Mesoamérica: ¿un corredor logístico global? Crear un ecosistema de logística, energía y transporte de categoría
mundial en Mesoamérica
Luis Alberto Moreno Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo www.iadb.org@nacion.com
La Nación 2:00 a.m. 26/03/2013
Recientemente, tuve el privilegio de visitar las
deslumbrantes obras de ampliación del canal de Panamá. Solo en el extremo
Atlántico del proyecto, me encontré con 53 grúas y 7.000 obreros. Cuando se
inauguren las nuevas instalaciones en el 2015, se habrán consumido más de 4
millones de metros cúbicos de hormigón y una cantidad de acero equivalente a 19
torres Eiffel. Pero más impresionante todavía es el efecto multiplicador que la
ampliación del canal está teniendo en el resto del mundo, y la reorientación
que podría provocar en las cadenas globales de valor. Países como Costa Rica,
Colombia, Perú, Bahamas y Cuba se han sumado a la carrera para ampliar y
modificar sus puertos para que puedan competir por el transbordo de cargas de
los gigantescos buques que atravesarán el nuevo canal. En Estados Unidos, el
Gobierno estima que los operadoras de puertos están invirtiendo hasta $8.000
millones por año con el mismo propósito. Industrias tan diversas como la del
cobre en Chile, el acero en Brasil y los electrodomésticos en China, están
rehaciendo las cuentas sobre costos, tiempos e insumos. Y en todas partes del
mundo emprendedores visionarios están mirando a Panamá y a sus países vecinos
como posibles bases para producir y distribuir productos en mercados que hoy no
resultan rentables. Todo esto crea una oportunidad histórica para construir un
corredor logístico de categoría mundial que vaya desde México hasta Colombia.
Tres tendencias favorecen este emprendimiento.
Primero, la solidez económica de América Latina nos
está convirtiendo en un mercado de consumo cada vez más atractivo. Hoy se
estima que 172 millones de Latinoamericanos están en la clase media. En el
2030, si seguimos creciendo al ritmo actual, esa cifra se podría duplicar.
Además, el ingreso promedio en América Latina es mucho más alto que el de otras
regiones emergentes. En el 2011, el poder de adquisitivo por persona en nuestra
región fue de casi $12.000, comparado con $8.300 en China. Esta es una de las
razones por las que muchas multinacionales están volviendo a construir fábricas
y centros de servicios en Mesoamérica cuyo objetivo es abastecer no solo a
Estados Unidos, sino a Centro- y Sudamérica. El segundo factor favorable es la
mejora en nuestra posición competitiva en la exportación de manufacturas. El
aumento sostenido en los precios del combustible, los tiempos requeridos para
el transporte marítimo desde Asia, y los impactos que esto tiene en el manejo
de inventarios, pesan cada vez más en los análisis de costos de productores. A
esto se suma el rápido crecimiento de los costos laborales en China, que en
2012 superaron a los de México en algunos sectores. México es, sin duda, el
principal beneficiario de este fenómeno, como lo muestra el auge en sus
exportaciones de automóviles, componentes de aeronáutica, dispositivos médicos
y electrodomésticos. Pero los factores que están fortaleciendo la
competitividad de México también pueden beneficiar al resto de Mesoamérica –si
somos capaces de acelerar nuestra integración física–. Gracias a la línea de
transmisión del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América
Central (Siepac), Mesoamérica cuenta hoy con una robusta infraestructura
eléctrica desde México hasta Panamá, y pronto, Colombia. Esto permitirá crear
un mercado eléctrico regional e invertir en nuevas plantas de generación para
abastecer la demanda anticipada. Paralelamente, el Banco Interamericano de
Desarrollo viene impulsando la iniciativa del corredor Pacífico, para ampliar y
modernizar 3,200 kilómetros de carretera que hoy concentran el 95% de la carga
terrestre mesoamericana. Los 27 tramos de esta obra están casi listos para
adjudicar, y junto con programas para reducir trámites en los pasos de
frontera, producirán grandes ahorros de tiempos y costos de transporte. Abunda
capital privado interesado en invertir en estas obras. Solo falta decisión,
coordinación y reglas claras. La ventana de oportunidad generada por la
ampliación del Canal será breve. Si no encuentran un ecosistema de logística,
energía y transporte de categoría mundial en Mesoamérica en el 2015, los
inversores lo buscarán en otras latitudes
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