PRENSA Y PROCESOS ELECTORALES
Dr. Luis Montoya Salas
Comunicólogo
Al llevar al extremo de lo cotidiano los procesos electorales, los MDC (medios de difusión colectiva) desvalorizan, en el acto, los hechos noticiosos de los que dan cuenta.
Obligada explicación:
El periodismo costarricense de los primeros 50 años del siglo pasado evolucionó de una expresión retórica en fondo y estructura formal, hacia un estilo más noticioso, resumido y menos literario. Para ello recurrió, entre otras técnicas, criterios y valores, a la lógica del sentido común expresado en las preguntas clásicas que formulamos en nuestras conversaciones cotidianas: Quién. Qué. Cuándo. Dónde. Cómo. Por qué o Para qué.
Resulta tautológico afirmar que el lenguaje periodístico es muy diferente al lenguaje sociológico, psicológico y filosófico, por citar solo algunas disciplinas de las Ciencias Humanas. Y esto, por cuanto entre más coloquial y coincidente con el nivel básico del lenguaje de los perceptores, más y mejor alcanza su objetivo comunicativo: establecer el contacto emisor / destinatario. El precio que paga es dejar la esencia del hecho, su espíritu en el hecho mismo plasmando en la noticia, solo su apariencia. Vilem Flusser, comunicólogo finlandés lo sintetiza con claridad: “Sólo comunicamos residuos de nuestras experiencias”.
El nivel de concreción (simplismo) del lenguaje periodístico explica su éxito y facilita la credibilidad de las encuestas, al igual que un “pseudoconocimiento” de la realidad-real.
Siendo las noticias breves, concisas y escritas en un lenguaje simple, no es de extrañar que las encuestas evalúen, en ese mismo nivel de concreción, el conocimiento de los costarricenses sobre los temas electorales y asuntos conexos (papel de las instancias políticas: partidos y fracciones parlamentarias). Si estos son los insumos, sólo puede obtenerse, en salida, respuestas mecánicas y simplistas, tal y como fue establecido por dos de los grandes creadores de la Teoría de Sistemas, Shannon y Weaver con su descubrimiento del principio de la caja negra.
Así, de los resultados de las encuestas divulgados por los medios de difusión colectiva podría inferirse un significativo nivel de desconocimiento sobre la esencia de los procesos electorales.
Entonces, lo que podría ser un círculo virtuoso deviene en un círculo vicioso: En efecto, las encuestas alimentan a los medios de difusión colectiva de información incompleta, pues sólo corresponde a un momento de la realidad con preguntas de respuesta mecánica SÍ o NO; los medios de difusión colectiva las asumen como espejo total de la realidad, les agregan su dosis de credibilidad inherente endosada por la sociedad, según un mecanismo de gratificación: los perceptores creen los resultados de las encuestas publicadas en los medios informativos como muestra (inconsciente) de agradecimiento por mantenerlos ligados, cual cordón umbilical, a la vida. (Si existen las noticias y yo las consumo, luego, yo existo: Teorema cartesiano)
Las empresas encuestadoras, en connivencia con los MDC transforman un asunto medular en un hecho curioso, atractivo y banal.
Esto explicaría por qué la esencia periodística del hecho noticioso sobre materia electoral se agota rápidamente y deviene en un hecho curioso, banal y ligeramente atractivo, no obstante la tradición democrática costarricense en los procesos electorales. Entonces, al comparar el proceso electoral desde una perspectiva sistémica con el tema de las candidaturas presidenciales, pesa más periodísticamente la figura e imagen de los candidatos. Esta se traga, al primero. El proceso electoral pierde así, su propia identidad, a favor de los candidatos reduciendo el todo del proceso a la parte, el presidencialismo.
Señalo de soslayo, el peso real que tiene la globalización de la cultura sobre la percepción de la realidad; pues afecta la calidad del abordaje electoral: lo vuelve más superficial y frívolo, aplicándole el principio de la rentabilidad de la noticia.
En breve: al llevar los procesos electorales al extremo de lo cotidiano, los MDC desvalorizan, en el acto, los hechos noticiosos de los que dan cuenta.
De esta forma, la prensa nacional no garantizaría a los ciudadanos un control de calidad sobre las noticias que difunde, pues no siempre ni toda noticia corresponde a hechos irrefutables. Y por el contrario predominan los hechos hipotéticos. Con lo cual, la función que da sentido y justifica la existencia de las noticias perdería parte significativa de su valor de prueba.
Por lo demás, considerando el estilo del lenguaje periodístico utilizado en el periodismo costarricense podría afirmarse que la curiosidad supera a la rigurosidad, como motivo de consumo noticioso. Esta curiosidad superior empata con los fuertes vínculos de familiaridad que se construyen entre fuente y periodista agregándole un mayor sesgo a los hechos del que ya tienen por la imposibilidad de los periodistas de llegar hasta la esencia de la verdad.
Una pregunta gravita sobre este artículo: ¿Tienen claridad, los periodistas responsables de la política nacional respecto del concepto sistémico de todo proceso electoral? Si así fuera, tenemos los perceptores garantizado el conocimiento profesional de los periodistas acerca de la realidad del país. De otro modo, deberíamos ser notificados que los MDC adolecen de una seria limitación epistemológica: ellos, los MDC serían el principal obstáculo para llegar a la esencia de la verdad.
La pregunta se formula pues subyace en el imaginario colectivo el contrato tácito según el cual, los periodistas representan al pueblo ante las instancias de todo orden de la sociedad, sean estas políticas, empresariales, religiosas, deportivas; y como también el pueblo depositó en sus MDC su confianza y credibilidad, todo cuanto venga de ellos es suficiente y necesario para adquirir un supuesto conocimiento y dominio sobre la actualidad.
Esta inobjetable realidad, pocas veces enunciada incide sobre las exigencias de los perceptores a quienes se retrata como poco exigentes, simplistas, ignorantes casi y con reducida capacidad crítica y analítica (¿domesticados?)
Así, los medios de difusión colectiva se harían una imagen de sus públicos meta. Y éstos a su vez, de sus medios informativos de difusión. Se trata de una ecuación de recíproca y cómplice connivencia: Los lectores pierden, entonces, los valiosos aportes de una información periodística la cual, de otro modo, podría acercarlos más al conocimiento veraz y certero de lo que realmente acontece en la sociedad costarricense.
Esta tendencia es más notoria en periódicos como Extra y La Teja cuya estrategia se monta sobre la dicotomía muerte – sexo, eros y tánatos.
Y aunque La Nación se esfuerza por mantener una política editorial de contenidos más rigurosos, del lado de los perceptores se antepone un problema ineludible: la preocupación por sobrevivir en su cotidianidad hace creer a las grandes masas de lectores de prensa con contenidos ligeros que el contenido y estilo de este medio informativo es pesado, aburrido y para una cierta élite.
Así, el periodismo, con tal de ganar adeptos se ocupa más de las funciones latentes (la distracción, la evasión) que de la información que pudiese aportar conocimientos sustantivos a los perceptores.
v Se trata, pues de un círculo vicioso que, de sofisticado e invisible, más se asemeja a un círculo virtuoso en cuyo centro confluyen la complicidad de los perceptores que no quieren esforzarse mucho y de los medios informativos que no quieren esforzar el nivel de exigencia intelectiva de sus perceptores.
Pero el problema es mucho más complejo, por cuanto la estrategia, la dinámica y dialéctica de los MDC no se expresa tan evidentemente como creemos al comprar, o escuchar los radionoticiarios y telenoticiarios. En el INCONSCIENTE COLECTIVO se construye de maneras intuitiva, instintiva y creativa, el devenir de cada individuo y de cada colectividad social. Lo que piensan, sienten, creen y suponen a priori, sobre los acontecimientos que los afectan y sin que puedan explicarlos de una manera inmediata, objetiva y convincente.
En el ámbito planetario del Inconsciente existen al menos tres tendencias que se empeñan en persuadir a las grandes masas que esperan ser salvadas.
1) La espera mesiánica, como respuesta sociológica normal de las sociedades amenazadas desde adentro o desde afuera en sus fundamentos. Se trata de multitudes sedientas de absoluto y justicia social en torno de grandes profetas o de pequeños iluminados para transformar su desesperación en esperanza. Es el caso de los candidatos presidenciales, como figuras míticas. Cada uno de estos candidatos está persuadido que aglutina las angustias, dudas, incertidumbre y desesperanzas profundamente escondidas y reprimidas en el inconsciente colectivo. Y el que mejor logre hacer creer al electorado que el voto es más un asunto de feromonas que de neuronas podrá alzarse con el triunfo. mor es un asunto de feromonas, el TLC es un asunto de neuronas.
2) La posesión es la reacción a una situación de frustración intensa que no se conforma con aguardar el advenimiento de la Edad de Oro sino que lo realiza de manera inmediata, al escapar de la historia en conductas paroxísticas de exaltación colectiva. (cultos de posesión, los maras, los rituales del Vudú, etc.)
3. La utopía es la pasión de la perfección alcanzada de una vez por todas; para construirse frente a una sociedad a la que aborrece, toma de ésta todos sus materiales pero los trastoca. De nuevo, el candidato presidencial que logre promocionar el concepto de una sociedad utópica, en la cual cada uno puede recrear su propio ideal de sociedad obtendrá la mayor cantidad de adeptos y con ello, el triunfo electoral.
Estas tres tendencias surgen cada vez que las sociedades viven horas difíciles en el estrépito de sus valores hechos añicos, de un mundo que pierde su sentido, de instituciones que terminan por vaciarse de contenido y de un porvenir en el que ya no se cree.
En este contexto, ¿no existiría, a priori, un sesgo nunca antes considerado por los investigadores de los contenidos de los medios informativos, que afectaría la
validez de sus resultados y conclusiones, si asumimos que la limitación para conocer la realidad en su esencia estaría implícita en la naturaleza y características de los mismos medios informativos ?
Queda aún, un largo camino de compromiso, de conciencia y responsabilidad social de parte de los medios informativos y de los periodistas que son su componente intelectual más preciado. La palabra la tienen entonces, las universidades que enseñan el periodismo y el Colegio de Periodistas que los alberga. (analogonluis@yahoo.es)