Año escolar de 2014, en Colonia Puntarenas de Upala
51 NIÑOS ESTRENARÁN UNIFORMES Y CALZARÁN ZAPATOS.
Luis Montoya Salas
Comunicólogo
William Méndez: “No recuerdo haber sentido nunca antes tanto calor humano, sencillez y agradecimiento espontáneos”.
Al igual que el proyecto de las fiestecitas navideñas, la entrega de uniformes escolares constituye una novedad en esta zona. Y mientras los regalos estimulan el cerebro emocional, los uniformes favorecen el desarrollo mental e intelectual.
- “¿De veras nos van a regalar los uniformes para la escuela? ¿También los zapatos? ¿Cómo es ese milagro, si hasta me duele la cabeza de pensar cómo hacerle con mis tres hijos porque mi marido está sin trabajo?. ¿No es una broma?”
- “Para nada”, le respondió Johanna Terrac, encargada de organizar esta actividad. “Es más, le confirmo que el próximo sábado a las 12 de la mañana vendrán dos señores de San José para entregarles los paquetes con dos uniformes, dos pares de medias y un par de zapatos. Así es que no falte.”
- “¿Y cuánto tengo que pagar?”
- “Nada, absolutamente nada”, le respondió Johanna…
Varias horas antes del mediodía del 1 de febrero de 2014, 26 madres con sus hijos ocupaban las bancas del Salón parroquial de Colonia Puntarenas de Upala.
Puntuales a la cita, el periodista William Méndez y su gran amigo Jaime Ubilla bajaron del vehículo 26 bolsas plásticas y una caja con cuadernos donados por amigos y colegas de la capital.
Pero primero, el arroz con pollo cocinado a la leña; porque varias madres venían a pie de lugares alejados con sus hijos; y el agua dulce con un pedazo de pan del desayuno hacía mucho habían sido consumidos.
Luego de la entrega de los uniformes escolares, varios niños se acercaron espontáneamente al periodista William Méndez, lo abrazaron y le agradecieron esta donación.
Más tarde, William Méndez comentaría cuán profundamente lo había impactado esta actividad. “No recuerdo haber sentido nunca antes tanto calor humano, sencillez y agradecimiento espontáneos. Sólo esto valió el viaje. Regreso a San José renovado, dispuesto a compartir con los amigos que participaron en este proyecto de donación, esta intensa emoción que me embarga. Le soy sincero”, concluyó: “jamás imaginé que existieran niños en este país que abandonan las aulas o simplemente no asisten a la escuela porque no tienen uniforme ni zapatos. Y me satisface profundamente saber que con este aporte, todos estos niños tendrán incentivos para hacer la diferencia. Quizás alguno logre sobresalir, gracias a que un día dejó las calles para ingresar nuevamente a la escuela”.
Al finalizar la actividad conversé con algunas madres, pues me sorprendía su preocupación por pagar una cuota para tener derecho a los uniformes.
Se me reveló, entonces, una realidad imposible de creer, si no es porque sale de los labios de los propios habitantes de Colonia Puntarenas:
Cuando en una ocasión se organizó una fiesta navideña, la asociación encargada cobró a los niños 3,000 colones por cabeza. Pocas horas después, esos mismos niños recibirían regalos navideños donados por periodistas de San José, sin pagar un centavo.
Peor aún: cuando las madres upaleñas retiran en los EBAIS la leche para sus hijos deben pagar 1,000 colones. Y cuando es el diario, 5,000 colones.
Comprendí, entonces que la emoción y agradecimiento de las madres no era solamente porque, por primera vez en muchos años, algunos de sus hijos estrenarían uniforme y zapatos el primer día de clases; sino porque, por primera vez también, en muchos años, recibían uniformes de personas que ni los conocían, sin tener que pagar un centavo por ellos.
Más uniformes para 25 nuevos niños
Una segunda donación de 25 uniformes enviada por la periodista Gabriela Zamora Sauma, apoyada por Tania Murillo, Juan José Pacheco, Adriana Arrieta, Pilar Gutiérrez, Clemencia Castro y la empresa Pequeño Mundo permitió favorecer a 25 niños más a quienes se les entregaron ayer 5 de febrero, camisas, enaguas, blusas pantalones, gabachas para niños y niñas de kínder, además de bultos escolares para los 51 niños de Colonia Puntarenas de Upala y sus alrededores, donados por la Fundación Monge.
En esta ocasión, también, una señora preguntó si tenía que pagar algo por los bultos. De nuevo se le explicó que no, pues se trataba de donaciones…
Al igual que el proyecto de las fiestecitas navideñas, la entrega de uniformes escolares constituye una novedad en esta zona. Y mientras los regalos estimulan el cerebro emocional, los uniformes favorecen el desarrollo mental e intelectual.
Al hacer el balance de ambas actividades, queda en el haber de quienes participamos una profunda sensación de paz, de armonía con el entorno, de utilidad y servicio, de igualdad y solidaridad humana. Quienes reciben lo asumen como un galardón de vida por alguna razón, aunque sea la de tener hijos por quienes preocuparse. Y quienes aportamos con voluntad espontánea de lo nuestro un poquito, recibimos en premio una invaluable sonrisa de gratitud .