El título sugiere que todas nuestras acciones proyectan en los demás lo que somos y quienes somos, al igual que el espejo.
martes, 11 de noviembre de 2025
EN TIERRA APACIBLE, EL GUASÓN IMPUSO EL VACILÓN
EN “TIERRA APACIBLE”, EL GUASÓN INTRODUJO EL VACILÓN (Cuento cortísimo)
Dr. Luis Ángel Montoya Salas
Comunicólogo
• El guasón, le endilgaron los “opinólogos”, por burlarse hasta las entrañas de la esencia de espíritu de instituciones y personas. Y no por sus risotadas y arte de la pachotada.
• No podría calificarse de príncipe, bien parecido, de porte noble y elegante. Carecía de aureola por lo que connotaba rechazo, irritabilidad, incomodidad, malestar. Y cuando sonreía sus labios proyectaban una mueca sello mundial del guasón.
• Desconectadas las funciones de los cerebros reptiliano y límbico (capturadas en la amígdala cerebral del tamaño y forma de una almendra) de la neo corteza resultaría muy fácil convencer al pueblo de aceptar y obedecer cualquier orden, por irracional que fuese.
• “el guasón logró multiplicar exponencialmente la corruptela heredada por 19 gobiernos anteriores, gracias a su formación profesional, astucia y experiencia en organismos internacionales.
I MOMENTO.
Sucedió una vez, en “Tierra apacible”. Extraño lugar, caracterizado mayoritariamente, por la manía del buen vivir de sus habitantes: vagabundos, flojos, lenguaje perezoso de frases cortas, doble cara y moral, según pregonaban los expertos conductuales de la época. Los turistas, por razones obvias, quedaban impresionados ante su apariencia colorida y cálida, cual pavo real, de puertas afuera.
Tanto llegaron a acoplarse los nativos con sus instituciones (ministerios, empresas autónomas, legisladores, sistema educativo general, centros de salud, administración de justicia, etc...) que los investigadores sociales criollos no pudieron establecer si la mentalidad taciturna predominante moldeó primero a la sociedad; o si debían, por el contrario, lanzarle la culpa a los gamonales dueños de los partidos políticos por tanto regodeo en la alternancia para no darse codazos entre ellos cuando de crear leyes, ordenanzas, reglamentos se tratase. Aunque, aplicando la dialéctica, podría existir algún factor distorsionador metodológico de sus hipótesis investigativas (ejemplo, el de las encuestas, o lo que algún filósofo llamó “Dialéctica de lo concreto” de la vida cotidiana). Súmense, para complicar el incipiente estado de “catalepsia” de “Tierra Apacible”, la ignorancia generalizada resultante del aislamiento mundial gravitando pesada y peligrosamente por su geografía, más el vecindario belicoso heredado de la “década perdida” pujando fuerte y envidioso por empantanar esta tierra del vacilón. Porque, aunque la clase canalla (el “lumpen” que llaman los marxistas) de “Tierra Apacible” desconocía el apetecible bocado que significaba este terruño, no quisieron atender las voces de alerta provenientes de reconocidos líderes de opinión (hoy llamados “influencer” con mayor extrañeza de una reconocida mujer, hoy en el mismo bando acompañando al guasón) sobre la llegada de algún dictador oportunista.
II MOMENTO
Años más años, más años de escuchar el TIC TAC desde el frontispicio de la Catedral Metropolitana, las altas esferas del poder quisieron abrirle paso a un imperceptible tufo de corrupción, fundiendo la costumbre, tan fuerte como invisible y contagiosa, con la carencia de información útil monopolio de las empresas periodísticas en poder de los mismos dueños del capital. Todos los habitantes de “Tierra Apacible” lo intuían. Y en ocasiones hasta lo comentaron abiertamente. Sin embargo, nadie se atrevía (o simplemente no ocurría) alzar la voz y erigirse en estandarte salvador, como el de los cruzados durante la Plena Edad Media (1096 -1219).
Por idénticas razones, nadie percibió, ni imaginó; tampoco intuyó y menos tendría la ocurrencia de predecir cómo, cuándo dónde sucedería algo extraordinario como para resolver el impasse de catalepsia que carcomía a “Tierra Apacible”.
III MOMENTO
Y sucedió. Del inmenso vacío hipócritamente construido por todos sus habitantes surgió un personaje venido de lejos, como del averno. Alto, de caminar pausado, con un ligero vaivén de cuerpo, rasgos en su rostro propios de una personalidad agresiva: barbilla levantada, ojos inquisidores e inquietos de mirada dura y oscilante; labios largos, delgados y duros apenas siluetados en su rostro; brazos colgando en dirección a sus rodillas. En el podio, frente a sus seguidores subía, por comodidad, la mano izquierda; y del puño cerrado salía el dedo acusador. No podría calificarse de príncipe, bien parecido, de porte noble y elegante. Carecía de aureola por lo que connotaba rechazo, irritabilidad, incomodidad, malestar. Y cuando sonreía sus labios proyectaban una mueca sello mundial del guasón.
IV MOMENTO
Sin terminar de decir amén, el guasón estaba en todos los hogares de “Tierra apacible”. Le bastó solo un megáfono digital para enviar miles de mazazos verbales y un par de años dedicados exclusivamente a implantar su filosofía, hasta convertirla en ideología.
V MOMENTO
Antes de la penetración masiva de la figura e imagen del guasón, “Tierra apacible” se regía por un espíritu de vida de las instituciones originales, con sus leyes, reglamentos, decretos, ordenanzas creadas a partir de la buena fe, como piedra angular. Y aunque cumplieron la función asignada por largos latidos del TIC TAC emanados del frontispicio de la Catedral Metropolitana, de pronto; y sin razones nunca debidamente explicadas con fundamentos técnicos o teóricos, el guasón asumió, de facto, que le estorbaban para sus propósitos. Debidamente asesorado detectó que toda la estructura jurídica de “Tierra Apacible” estaba pegada al papel (letra muerta) con moco. Era más retórica de buenas intenciones que órdenes sancionadoras rígidas, punibles. Bastaría con violarlas sin tapujos para demostrarle a todo el pueblo que se había roto la aprobación tácita inmanente e invisible. Ya no tenían significado: perdido el verbo, desparecía el significante. Resultaría, más fácil de lo previsto, vaciarlas de todo contenido; y hacer de la retórica estímulos verbales dirigidos a los instintos y necesidades primitivos almacenados en los cerebros reptiliano y límbico (literalmente capturados en la amígdala cerebral del tamaño y forma de una almendra). Al ser incapaces de toda posible reflexión implicando cualquier acción, estos cerebros primitivos podrían desconectarse de la neo corteza con sólo hablar fuerte, directo y sobre todo en presencia, para imprimirle mayor veracidad persuasiva y lograr del pueblo aceptación y obediencia ciegas a cualquier orden, por irracional que fuese.
Y pasado un tiempo tic tac prudencial, luego de jurar sobre la Constitución Política, por los caminos de “Tierra Apacible” se veían miles de despojos legales, jurídicos, constituciones, referéndum taponeando los alcantarillados. Y, en cambio, se escuchaban por todo el espacio sideral las cuatro reglas de acatamiento obligatorio dictadas por el guasón, propias de un juego diseñado en la oscuridad de alguna cueva,: 1) el ritual del jaguar; 2) reproducir, sin réplica, los dardos ponzoñosos y directos (estereotipos que no requieren de prueba argumental para alcanzar su eficacia) contra titulares de instituciones señalados como los enemigos de su cruzada verbal. 3) asistir a cuantos planos de situación convoque el guasón para escuchar y reproducir los planos de expresión (lugares y signos propios de la narrativa guasón) 4) preparar a un selecto grupo de incondicionales para ganarse unos centavos a cambio de inundar las venas y arterias de toda la comarca de “Tierra Apacible” y distribuir este coctel (efecto sorpresa) coincidente con el habla básica de los habitantes ridiculizando el lenguaje jurídico, legal, institucional utilizado por altas autoridades, mandos medios, periodistas, intelectuales, asesores de todo orden.
VI MOMENTO Y DETERMINANTE
La magia del género cuento permite realizar traslapes de tiempo y crear juegos mentales de transformación de personajes. Sobre esta premisa, el guasón recordó de sus estudios universitarios el experimento conductual de Pávlov que sentó las bases del condicionamiento clásico. El experimento consistía en administrarle comida a un perro acompañado del sonido de una campana. En cierto momento, Pávlov eliminó el alimento pero dejó el sonido de la campana; y cada sonido provocaba una intensa salivación en el perro, en ausencia del alimento.. Y aplicó esta técnica con los habitantes de “Tierra Apacible” cambiando la carne para el perro por su verbo encendido, fuerte y amenazante.
Al notar el éxito de su táctica la convirtió en estrategia. Y con el mismo esquema empezó a engañar a todos. Y tan confundidos estaban con su propia ideología que nunca notaron que en “Tierra apacible” circulaban por las venas sociales de la comarca dos discursos antagónicos: el legal-jurídico institucional y el irrespetuoso, vulgar, descalificador de todo el orden establecido.
El guasón escogió a una joven otrora brillante estudiante universitaria como su mascota para representarlo y luego sustituirla cuando alcanzara su estatus de gobernante. Y con la magia de los cuentos traslapó el experimento del perro de Pávlov; y así convirtió a una princesita de cristal en ranita. Y como las ranas y todos los animales de la Creación se entienden en su propio lenguaje ordenó a sus miles de seguidores atender con respeto incondicional las palabras de la ranita como si fueran las suyas propias.
VII MOMENTO DERIVADO
En el otro extremo, el de la oposición, todos siguieron utilizando el lenguaje institucional ya derogado por el guasón. Y esto produjo un despelote de tal magnitud que nadie sabía a quién escoger, con excepción de los seguidores del guasón ya entrampados en el experimento del perro de Páplov.
Hubo amagos de resistencia, propios de cualquier sistema que se defiende de virus y bacterias. Pero la mentalidad pacífica de la gente de una comarca que había sobrellevado su cotidianidad en medio de la violencia regional sucumbió a la ideología del odio, del torpedo verbal, de la doble personalidad del guasón: podía ser muy espiritual, pero aun más, diabólico. Podía dar abrazos, pero ni una gota de amor. Podía gritar en estertor, pero no cantar ni orar, ni pedir perdón, ni dar gracias.
Y así, colorín colorado el cuento de “Tierra apacible” termina como todos, con una moraleja: “el guasón logró multiplicar exponencialmente la corruptela heredada por 19 gobiernos anteriores, gracias a su formación profesional, astucia y experiencia en organismos internacionales.
Ahora sí, me meto por otro agujero negro de gusano para que cada quien cuente la versión de su propio cuento.
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