martes, 30 de abril de 2013

Sabor de cerveza, no su alcohol, eleva liberación de hormona del placer

Como profesor de publicidad en una universidad privada, hará unos 6 años, un grupo de estudiantes realizó un trabajo en el área de la publicidad sobre la capacidad de los tomadores de cerveza de diferenciar la cerveza que acostumbraban tomar. Se les pidio degustar cervezas sin etiquetas y, la verdad, no pudieron diferenciar el sabor.....



Estudio de Universidad de Indiana
Sabor de cerveza, no su alcohol, eleva liberación de hormona del placer
Hormona de placer tiende a liberarse más en cerebro con solo el sabor de la bebida
Reacción fue aún mayor en los voluntarios que tenían familiares alcohólicos
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Juan Fernando Lara S. jlara@nacion.com
12:00 a.m. 18/04/2013
El sabor de la cerveza, sin intervención alguna del alcohol, puede disparar la liberación de dopamina en el cerebro, reveló un nuevo estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana.
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Sin el efecto intoxicante de alcohol, estudio comprobó que el cerebro libera más “hormona del placer” al beber algo de cerveza.
La dopamina es una hormona comúnmente ligada al sistema del placer del cerebro, pues desencadena sentimientos de gozo.
Eso no es nuevo. Diversos estudios ligan esta hormona con experiencias interpretadas por el cuerpo como gratificantes como la alimentación, el sexo y algunas drogas. Sin embargo, esta teoría es frecuentemente discutida en referencia a drogas tales como cocaína, nicotina y anfetaminas, las cuales parecen llevar directa o indirectamente a un alza de dopamina.
El estudio.Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron la técnica llamada tomografía por emisión de positrones (PET). El procedimiento emplea una técnica no invasiva de diagnóstico “en vivo” basada en imágenes que reflejan cómo se distribuye en el interior del cuerpo un radiofármaco que sirve como medio de contraste.
En este caso, se sometieron a 49 hombres a la prueba mediante con dos escaneos del cerebro.
En el primer caso, los participantes tomaron cerveza y, en el segundo, una bebida hidratante (Gatorade).
Luego, el análisis se centró en identificar si, tras la ingesta, había alza en los niveles de dopamina en el cerebro en ambos caso.
Los expertos usaron en la tomografía un compuesto dirigido a los receptores de dopamina cerebrales y así, fueron capaces de evaluar los cambios en los niveles de la hormona producidos luego que los participantes bebieron ambos líquidos.
El análisis de los escaneos mostraron mayor presencia de dopamina tras la ingesta de cerveza en comparación a la de Gatorade. Además, sorprendió que el efecto fue aún mayor entre participantes con historial familiar de alcoholismo, publicó esta semana la revista Neuropsychopharmacology.
“Creemos que este es el primer experimento en humanos que muestra cómo el sabor de una bebida alcohólica sola, sin el intoxicante efecto del alcohol, puede provocar la acción de la dopamina en los centros de recompensa del cerebro humano”, comentó el doctor David A. Kareken, profesor de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana y subdirector Centro de Investigación sobre el Alcohol de Indiana.
Lo que viene. Las señales sensoriales que están estrechamente asociadas con la intoxicación por drogas han sido durante mucho tiempo conocidas por provocar ansiedad e inducir la recaída de alcohólicos en tratamientos de recuperación. Muchos neurocientíficos creen que la dopamina juega un papel crítico en tales antojos.
Para indagar más en ello, los científicos dieron a los participantes apenas una cantidad muy pequeña de su cerveza preferida (solo 15 mililitros ) y durante un periodo de 15 minutos.
Según ellos, eso les permitió a los voluntarios probar la cerveza sin dar lugar a ningún nivel detectable de alcohol en su sangre y, por ende, sin mediar un efecto intoxicante.
Lo curioso, eso sí, es que al final, los participantes reportaron un antojo creciente de cerveza tras su degustación. A pesar de que muchos pensaban que el Gatorade en realidad sabía mejor, esto fue completamente distinto después de probar la bebida deportiva, precisó el autor principal Brandon G. Oberlin.